Hoy regreso a mi prisión de espacios.
Encendido el corazón de fuegos que con ansia regresión me vienen.
Y regreso a mi prisión de espacios, derrotado en la ocasión privada de pasión por tu nostalgia ajena; aquella en la que el hombre siente, poderoso, empapado, recogido en la revuelta vida, que de nuevo por empática tristeza puede ser la oscura noche que reflejan sus retratos.
Y regreso a mi prisión de espacios...
La cárcel infinita existe; y se aisla en el olor del tiempo. Yo la escucho en el sonido seco que desprenden los colores negros.
Y regreso a mi prisión de espacios...
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